Alborada

Durmiente vas,
entre soliloquios de tu conciencia vas,
que al despertar en tu asombro a tus ojos embellece la mirada jovial.

Caminando vas,
observando incauto la belleza virginal,
a praderas fértiles de bellas siluetas,
que caprichoso es el corazón,
que sin más golpea ante tan hermoso rostro.